La vieja terminal de pasajeros del aeropuerto de Santiago está totalmente abandonada a su suerte

Cuando se cumplen nueve meses del traslado de actividad de la vieja a la nueva terminal de pasajeros del aeropuerto de Santiago de Compostela, el panorama que presentan las antiguas instalaciones es digno de un plató de rodaje de una película del Oeste.

El estado de abandono que presentan las instalaciones contrasta con las propuestas que hay sobre la mesa para nuevos usos y es que un edificio como la vieja terminal con tantos años a sus espaldas, pasa sin pena ni gloria los días, semanas y meses abandonada a su suerte y donde la naturaleza comienza a hacerse un hueco creciendo la vegetación. Esto es algo que debería cuidarse ya que si prospera alguna de las propuestas presentadas, adecentar y poner a punto de nuevo la instalación, costará todavía más si se deja seguir creciendo la vegetación salvaje que en algunas zonas ya alcanza dos metros de altura.

Ya en el interior del edificio sorprende ver un espacio que durante años fue un hervidero de gente y que ahora es literalmente un desierto en el que sus únicos habitantes son insectos, plantas que sobreviven a duras penas y todo aderezado por bombillas aún encendidas que dan aún más sensación de lugar inóspito. Sorprende del mismo modo la cantidad de material de oficina tirado o apilado luego de que las compañías decidiesen dejarlo allí y comprar otro totalmente nuevo para la nueva terminal de pasajeros de Lavacolla.

En tiempos como los que corren de apuros económicos a nivel nacional y donde se mira con lupa cada partida económica que se gasta, llama la atención que docenas de ordenadores, mesas de oficina, paneles informativos, y demás material se tire directamente o permanezca apilado a la intemperie. Por no hablar del párking, una superficie remodelada meses antes del cierre de la instalación y que ahora ve como cajeros de párking, letreros y demás material es sustraído así como una cantidad ingente de residuos orgánicos dispersos por el aparcamiento.