El órgano gestor aeroportuario español, Aena, viene de dar un jarro de agua fría o de realidad a la petición para cambiar formalmente el nombre del aeropuerto compostelano de Lavacolla para pasarse a denominar “Aeropuerto Rosalía de Castro – Santiago de Compostela”.
La petición surgió desde el Ayuntamiento de Santiago donde se aprobó por unanimidad la propuesta del equipo de Gobierno. Acto seguido se elevó a la Xunta de Galicia que la llevó a debate en el Parlamento de Galicia donde nuevamente se aprobó una declaración institucional por unanimidad reconociendo la importancia de la figura de Rosalía de Castro.
Pese a que el Presidente de la Xunta recibía el visto bueno en Madrid del Ministerio de Fomento y el compromiso del propio ministro de elevar a Orden Ministerial dicho cambio, ahora es Aena la que traslada su negativa a correr con los gastos que supone dicho cambio. Algo que sigue la línea de las últimas peticiones recibidas por parte de otras regiones para cambiar o modificar el nombre de sus infraestructuras aeroportuarias como por ejemplo Santander, Alicante, Granada o Málaga. En todos ellos, Aena respondió negativamente a la petición de sufragar el gasto y únicamente hizo una excepción con el aeropuerto Adolfo Suárez Madrid Barajas alegando que fue el propio Presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, el que hizo la petición.
El alcalde compostelano, Martiño Noriega, espera de Aena “sensibilidad con el valor de Rosalía y cambie su postura sobre el tema. Si no, habrá que buscar recursos propios en Galicia”. Así lo declaraba tras conocerse en la tarde de ayer la negativa a correr con los gastos del cambio de denominación.
Actualmente, también el aeropuerto de Palma de Mallorca tiene abierto un proceso de solicitud de cambio de nombre y la respuesta por parte de Aena ha sido la misma que en el caso compostelano. La postura del órgano gestor aeroportuario español es que “la institución que solicita formalmente el cambio es la que debe correr con los gastos que genere dicha modificación”.
Uno de los cambios más recientes fue el del aeropuerto de Alicante para añadir Elche a la denominación. Un cambio que supuso 50.000 euros – mismo importe que se estima para el cambio en Santiago – y que tuvo que sufragar el Ayuntamiento de Elche al ser quien trasladó la petición al ente gestor aeroportuario español el pasado 2013. Algo similar ocurrió también en Santander al pasarse a denominar “Aeropuerto Seve Ballesteros – Santander” y que en 2015 supuso al Gobierno de Cantabria un desembolso de 40.000 euros para llevar a cabo la modificación tras la negativa de Aena de correr con los gatos.
Lo lógico es que lo pague el ayuntamiento de Santiago.