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«Como siempre, el vuelo a Santiago lleno de paletos»

La situación bochornosa que se vivió ayer domingo – 20 de Septiembre – en el aeropuerto de Madrid durante el embarque del vuelo FR5317 de Ryanair con destino Santiago, pasará a la historia como el colmo de la grosería y falta de educación por parte del personal de handling de la empresa Lesma en el aeropuerto de capital española.

El embarque estaba programado para las 20:00 horas en la puerta C-42 y allí se arremolinaban los pasajeros que debían subir a bordo del avión de Ryanair que debía traerlos hasta Santiago de Compostela. Debido a la configuración de la puerta de embarque, la cola se mezclaba con otros pasajeros que se encontraban sentados esperando vuelos posteriores y ahí es donde empezó el «espectáculo».

Cuando el personal de tierra inició el habitual proceso de comprobación de tarjetas de embarque y documentación a lo largo de las filas, empezaron los primeros problemas. Una señorita de Lesma Handling que atiende al nombre de Ana María, con una actitud más que reprobable, inició el etiquetado de maletas de mano para llevarlas a bodega alegando que no había espacio en cabina. Hasta ahí todo normal si no fuese porque empezó a hacerlo con los que se encontraban en la fila en ese momento por lo que el grueso de pasajeros que se colocaron posteriormente, no corrieron la misma suerte ya que ya tenía etiquetadas unas 50 maletas. ¿Cómo etiquetar las 50 primeras maletas si no sabes el grueso de maletas de mano que traerá el resto de pasajeros que aún no están en la fila?

Más de una docena de pasajeros pidieron explicaciones por ese proceder si estaban de primeros en la fila pero la respuesta de esta señorita fue «yo estoy a cargo de este vuelo y yo decido». Una respuesta que causó revuelo entre los presentes pero que la misma empleada zanjó con un «o se etiqueta o no vuela».

La profesionalidad quedó más patente todavía cuando se formaron tres filas para embarcar. Dos para pasajeros con prioridad y otra para el resto de pasajeros. El caos que se iba a formar se veía venir de lejos y así fue. Una vez traspasado el mostrador de embarque, se juntaron en el finger todos los pasajeros, entrando en antes los pasajeros que no tenían prioridad que los que si la tenían. ¿Resultado? Caos, protestas y reclamaciones. Menos mal que la tripulación del vuelo ya notó que algo fallaba en el finger y a medida que los pasajeros entraban en el avión, iban intentando calmar al pasaje al igual que durante el vuelo explicando cómo realizar la correspondiente reclamación por lo sucedido durante ese embarque.

Querida Ana María, lo que has hecho durante este embarque no solo deja buena muestra de tu falta de profesionalidad si no que lo remataste cuando cuchicheaste con tu compañero de embarque la frase que da título a este pequeño artículo «Como siempre, el vuelo a Santiago lleno de paletos».

Puedes pensar lo que te plazca sobre el pasaje de cada vuelo. Eso si, no deberías olvidar que entre esos «paletos» como tu nos llamas a quienes íbamos en ese vuelo, nunca sabes quien te puede estar escuchando y recordarte también que gracias a estos «paletos», tu tienes un trabajo.

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