Las previsiones lo venían vaticinando desde hacía tiempo y pese a los pequeños traspiés de los meses centrales de verano, se puede decir ya abiertamente que 2018 fue histórico para el aeropuerto de Santiago de Compostela con nuevo récord de pasajeros en sus instalaciones. Doce meses de frenética actividad durante los cuales el aeropuerto compostelano afianzaba su posicionamiento como el aeropuerto de referencia en Galicia gracias principalmente a su número de conexiones internacionales, principal motor de su crecimiento.
El pasado 2018 se ha cerrado, según los datos oficiales del gestor aeroportuario, con 2.724.750 pasajeros, un 3% más que el año anterior consolidando así la tendencia alcista que Lavacolla viene registrando durante los últimos cuatro años y que se prevé mantenga a medio plazo. Si esos son los datos globales del pasado ejercicio, los referentes al último mes del año tampoco hay que dejarlos pasar por alto ya que durante diciembre, el aeropuerto compostelano fue utilizado por 200.404 pasajeros, un 0,3% menos que en el mismo mes de 2017 y que pese a ser un mínimo retroceso supone un paso importante en la desestacionalización del turismo ya que los registros reflejan que diciembre viene experimentando un crecimiento constante desde 2013 y se está manteniendo en torno a los 200 mil pasajeros mensuales. Si bien es cierto que en dicho mes se encuentra el periodo navideño y por tanto un mayor número de desplazamientos, también se ha ido en los últimos cuatro años incrementando el número de enlaces que operan de forma directa y por tanto una mayor afluencia.
Con estos datos, Lavacolla cierra 2018, un año de transición, en el que el crecimiento sostenido ha sido la tónica mes tras mes. Para este presente ejercicio, el aeropuerto de Santiago tiene unas previsiones al alza y se prevé que vuelva a romper el techo de cristal, en este caso el que ha conseguido al cierre de 2018.
Lo que dice de las previsiones al alza del último párrafo yo no lo veo por ningún lado.